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Catequista Pedagogo de la Misericordia

La parroquia, San Pedro de los Milagros, en la persona del Señor Cura Párroco, quien conciente del compromiso eclesial de los catequistas, el pasado 8 de Junio en un espacio campestre, ofreció el tiempo y los recursos para la formación espiritual de sus catequistas, mediante un retiro denominado “catequista eres corazón de la Iglesia viva” donde se resaltaron algunos aspectos para fortalecer el ser del catequista “discípulo misionero” al estilo del Maestro Jesús.


ENCUENTROS DEL CATEQUISTA CON LA MISERICORDIA DE DIOS


1. Meditación orante de la Palabra de Dios: “Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó sobre roca (Mt 7, 24). Por eso el Salmista proclama: Antorcha para mis pies es tu Palabra, luz en mi sendero (Sal 119,105).

2. Celebración de la liturgia: En la Liturgia está presente Cristo .Quien uniéndonos por el Bautismo a su Cuerpo, que es la Iglesia, nos permite ofrecerlo y ofrecernos juntamente con Él, para participar, con la fuerza del Espíritu Santo, en su alabanza y adoración al Padre.

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3. La eucaristía, sacramento de misericordia: Esto es mi cuerpo… esta es mi sangre (Mt 26, 26-28). El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna (Jn 6, 54). El Papa emérito Benedicto XVI dice: “Participar en la celebración dominical, alimentarse del Pan eucarístico y experimentar la comunión de los hermanos y las hermanas en Cristo, es una necesidad... es una alegría”. En ella podemos encontrar “la energía necesaria para el camino que debemos recorrer cada semana”

4. La confesión: experiencia de misericordia: No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno sólo (Mt 18, 14). El pecado nos degrada, nos aleja de Dios y de los hermanos, y nos arrebata la vida. Pero Dios, que nos sigue amando, nos busca y nos ofrece en el Sacramento de la Penitencia el perdón que nos reconcilia con Él y con la Iglesia.(Jn 20, 22-23); (2 Cor 5, 18 s.); (Lc 15, 32).

5. La oración: Como encuentro con el tú a Tú en diálogo de amor, como escribe Santa Teresa del Niño Jesús: “La oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor, tanto en la prueba como en la alegría”.